Crítica a los bots

Posible aproximación filosófica

La era virtual ha dado a luz a una gran cantidad de objetos tangibles como intangibles que ponen en entredicho a la realidad misma, sea porque amplía sus límites o porque la limitan.

Los denominados bots no son otra cosa más que la automatización artificial de una tarea y cuya sustancia reside en la repetición y en la propagación automatizada de un mensaje.

No obstante el bot existe siempre y de forma necesaria en relación con algún otro mecanismo virtual que le dé lugar. Los bots tejen redes perfectas a través de las cuales cualquier mensaje o tarea se realiza y reproduce sin reparo.

A pesar de ello, el bot no ha nacido de la generación espontánea; no es una creación ex nihilo; no se autodetermina y tampoco existe por sí mismo como correlato de la virtualidad.

Encontramos en ellos y sus mecanismos una reminiscencia del Rizoma propuesto por Deleuze, pero en sentido inverso. A saber, sus objetivos no son los de resistencia o la posible micro-transformación. Los bots vistos desde el ámbito de la neutralidad son el ejemplo paradigmático de una nueva manera de concebir el silencio, la heteronomía y la alienación del lenguaje.

Ejércitos de bots se han creado para abanderar movimientos políticos y propiciar la reproducción sin destinatario de alguna imagen, sonido, video o mensaje. Su mecanismo es complejo, pero podríamos afirmar que no es tan distinto al de la publicidad habitual: 1)identifica un «algo» gracias al cual los usuarios puedan reflejarse; 2) se apropia de esa identidad para encarnarla; 3) el lenguaje -en cualquiera de sus formas- es alienado por él para hacer las veces del representante de la verdad; 4) la verdad del bot es simplemente una simulación de un suceso o dato específico; 5) el bot se propaga a la vez que espera ser propagado por un usuario orgánico; 6) lo orgánico es alimento de lo inorgánico y toma forma en él.

¿Cómo interrumpir entonces esa red siniestra e inorgánica de seres cuyo objetivo no es otro más que el de la inmovilidad?