América contra «Norteamérica».

¡América!

He decidido recortar el escudo de la Universidad Nacional Autónoma de México para realizar una declaración política:

¡América es toda esta tierra colorida!

La historia del continente se narró desde diversas y contradictorias perspectivas de quienes arribaron a él, de los que permanecieron a costa de fuerza, aislamiento o resistencia y de quienes aún hoy -ciudadanos de cualquier parte del mundo- identifican a E.U.A. con América.

Dicha identificación se remonta a tiempos remotos en los que, desde mi humilde perspectiva, por azares de la conformación de la realidad política de las denominadas Trece Colonias y en los largos procesos de Independencia del territorio de México hasta la parte sur del continente se dividió a todo el cuerpo continental en dos: América del Norte (es decir E.U.A.) y América.

La doctrina Monroe no era otra cosa más que una declaración de guerra. La América que se articuló imaginariamente en los ciudadanos de las Trece colonias liberadas del poder inglés ha humedecido todas las lenguas del mundo para hacer evidente su afán de influencia y de poder. No es raro escuchar entonces en cualquier idioma del globo aquella ilusión vanidosa: América es Estados Unidos de América.

Por otro lado estamos nosotros, los que no participamos del poder económico infinito que posee la nación más poderosa del mundo, pero que contribuimos a reproducir esa fantasía. El sueño americano -enunciación viviente en las clases bajas de México y el resto de los países latinos, contemplación de la desgracia desde los ojos de la clase media e indiferencia soberbia desde las más altas esferas de los gobiernos en turno- es el ideal como respuesta a la miseria propia.

El cierre de la frontera impulsado por el presidente Trump nos hace vivificar la diferencia y nos recuerda quienes somos: los del otro lado o las variaciones con las que ellos se refieren al otro. De ese modo, hay un solo nombre para referirse a distintas cosas. La Norteamérica enunciada y delimitada por quien representa el poder económico global y la América que representa la riqueza cultural.


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Publicado por Diogenes Laercio

Estudié Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Cursé parte de la licenciatura en Letras Clásicas. Me dedico a la creación de contenido en redes y invito a todos a filosofar. He creado el podcast Filosofía en voz de Diógenes, Librería Rizoma en Instagram y el Proyecto de Divulgación de filosofía con el fin que el conocimiento esté más cerca de todos.

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