Cuando estudiaba en la facultad de Filosofía y Letras hubo algunos profesores que, con su ultra especialización en los textos de los filósofos, en vez de motivar a los estudiantes a leer las grandes obras de la filosofía, más bien parecía que absorbían tu auténtico deseo de hacerlo, de tomar el riesgo de realmente leer.
Nunca me he imaginado a Nietzsche, a Hegel, a Kant, a Camus o a Sartre buscando en las bibliotecas artículos que les hicieran más digerible el contenido de sus lecturas. Me parece inconcebible un Aristóteles leyendo ensayos sobre Anaximandro y presumiendo que él entiende realmente lo que éste quiso decir.
Me había atrevido a comprar dos veces la Fenomenología del Espíritu de Hegel porque me sentía atraído por ese pensador enigmático desde que supe de él a través de Marx. Cada que intentaba adentrarme en su libro, fracasaba y he seguido fracasando. Las primeras veces que fallé, no logré pasar de la página diez y cerraba con enojo el ejemplar.
Ahora sigo fallando, pero he avanzado mucho en relación con él. He fallado y faltado al respeto a las normas universitarias de lectura que sugieren tener textos alternos de especialistas y académicos para acercarse a tan grandiosa obra.
A pesar de eso, creo que en esa imprudencia mía he logrado aprender a leer un tanto entre líneas a Hegel, a no dejarme llevar por la lectura de algún otro que incida en mi propia creatividad y libertad.
He entendido la dinámica de la conciencia y de la autoconciencia como una espiral interminable, he experimentado los movimientos al interior de lo que se denomina contradicción y me he quedado atónito con la aparición de la idea del reconocimiento y la diferencia.
Sé que me costará horas de reflexión para poder explicar a otro esa sensación de libertad que da leer a Hegel desde su misma altura, desde el lugar mismo en el que escribe, aunque él y yo no nos parezcamos en nada.
Creo que la filosofía consiste en asumir la libertad, en tomar el riesgo del pensar, en tener el compromiso absoluto de defender lo que se piensa y lo que se dice. Es por eso que considero importante invitarte a que leas a Hegel o a quien haya logrado abarcar tu deseo auténtico de saber.

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