Clase 1. Amanecer. Sección Podcast. Filosofía con Diógenes Laercio.


Les doy la bienvenida a esta nueva sección de nuestro podcast en la que los invito a tomarnos la filosofía con un poco de más seriedad, es decir, con cierto rigor académico. Si siempre quisiste elegir la filosofía y, al final, te dedicaste a alguna otra cosa, estos episodios son para ti. Vamos a adentrarnos en la historia de la filosofía, en sus preguntas y problemas a lo largo de los siglos.

Mirar el contexto en el que una idea ve la luz siempre es ilustrador, leer de viva voz algunos fragmentos importantes, lanzar preguntas, abrir el pensamiento a los horizontes de otras épocas, etc., todo con el afán de saber, es lo que haremos a lo largo de este curso gratuito. Al final de cada episodio, compartiré la bibliografía consultada, podrán escribir pequeños ensayos que serán revisados por mí y tendrán la oportunidad de hacerme preguntas por Instagram, Facebook o mail. Sin más que decir, comenzamos, hoy es el día del nacimiento.

¿Por qué historia de la filosofía? ¿Por qué a pelar a un conjunto de ideas que se han quedado en el paso del tiempo? ¿Por qué considerar esas ideas importantes hoy? ¿Qué hay en la antigüedad o en los siglos pasados que pueda ser traído a cuenta nuevamente? La historia de la filosofía es como una fuente de la cual habremos de beber. La historia de la filosofía no es simple y llanamente el conjunto de ideas que se han gestado a lo largo de los siglos, es en ella en donde habremos de descubrir los problemas que aquejan a ciertas épocas, pero no sólo eso, también lograremos descubrir el hilo conductor de los conceptos, de las cuestiones, de asuntos que ocuparon, desde el principio, a quienes tomaron el camino del saber.

La historia de la filosofía despliega ante nosotros la sucesión de los nobles espíritus, la galería de los héroes de la razón pensante, que, sostenidos por la fuerza de esta razón, han sabido penetrar en la esencia de las cosas, de la naturaleza y del espíritu[…] y que han ido acumulando con su esfuerzo, el más grande de los tesoros, que es el del conocimiento racional.

Hegel, G.W.F., Lecciones sobre la historia de la filosofía I, FCE, México, 2011, pp. 8

Pensar es natural a todo ser humano. Cada uno de nosotros se pregunta, en algún momento de su vida, sobre la existencia de Dios, sobre el tiempo, el alma, la justicia, del bien, la inmortalidad,etc. Podemos decir con certeza que en todos los pueblos del mundo se preguntaron por tales cosas. Sin embargo, lo característico de la filosofía es llevar dichas cuestiones hasta el límite del propio pensamiento, hasta el lugar en el que el pensar ya no puede soportarlas y, en razón de ese carácter insoportable, él mismo abre caminos que se adentran aspectos distintos y por partes de la realidad.

El nacimiento de la filosofía es una de las primeras veredas del pensar en el larguísimo desenvolvimiento de lo humano. Los primeros hombres se encontraban más próximos a sus propias manos, a la conservación de su existencia en el medio natural. Quién sabe si a la par de las manos se logró desarrollar el lenguaje. Antes de él, quizás el mundo estaba en silencio. Lo relevante es observar que con el lenguaje la realidad adquirió nuevas tonalidades, matices, etc. Imaginemos cuáles pudieron haber sido los primeros nombres, las primeras cosas que, a través del él, pudieron ser descubiertas. Hablamos de miles de años. Sin embargo, decimos que la filosofía es una vereda de las tantas que propició el lenguaje. Antes de ella, se ha dicho que el pensamiento mítico era el eje rector del conocimiento del mundo. A este respecto, y puesto que nos referimos a la filosofía nacida en Occidente, se encuentra que Hesíodo es lo que la precede, no solo históricamente sino en lo que respecta la forma de concebir lo real. En la Teogonía se lee:

En primer lugar existió el Caos. Después Gea, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo.

Teogonía, v. 120.

La forma en que los individuos se relacionaban con las cosas estaba envuelta en una especie de ropaje divino-mágico. Si la lluvia tardaba, si el sol se ocultaba tras las nubes, si algún fenómeno natural irrumpía la vida cotidiana, entonces se buscaba comprenderlo a través de la invocación de la deidad correspondiente a lo que acontecía.

Eduardo Nicol ha escrito en su libro Idea del Hombre que:

En la sociedad primitiva, el hombre se encuentra situado en un orden de relaciones con lo divino. […] [Él] no tiene religión; está en la religión porque lo divino está en todas partes.

Nicol, Eduardo, La idea del hombre, FCE, México, 2003, pp. 114

Dicho lo anterior, lo que se sabe con claridad es que, lo que precede al nacimiento de la filosofía, es un mundo que está plagado de dioses. La conciencia de sí mismo del ser humano no se ha despertado. Es decir, que él no se reconoce como un sujeto activo del mundo que habita, todavía no se pregunta nada. De este modo, la filosofía se habrá de relacionar con lo divino para la posteridad, habrá siempre un resabio de lo religioso que hay en el ser humano cada vez que logre llevar su reflexión hasta lo más elevado del pensamiento.

En ese contexto ve la luz la filosofía. Más allá de lo que circunda geográficamente a la misma, lo que me parece más interesante es observar e indagar cuál es la pregunta que detona el nacimiento de lo que, en la posteridad, asociaremos con la idea de lo racional. Así como el individuo explicaba las cosas a través de lo mágico, la filosofía logrará desplazar de la comprensión de las cosas, de los fenómenos naturales, su velo mítico. Hay que decir, como ya hemos mencionado, que tal movimiento no debe considerarse como un corte de tajo en la historia del pensar.

La pregunta que subyace a la curiosidad filosófica reza de la siguiente manera: ¿Cuál es la naturaleza de todas las cosas? ¿Cuál es la physis? Physis por la equivalencia del griego al español y cuyo significado hace referencia a lo que da vida y constituye las cosas en su naturaleza. A este respecto hay que decir que los primeros filósofos lograron observar que el mundo se encontraba en cambio constante, que los fenómenos de la naturaleza se sucedían y que, sin embargo, había algo que parecía no tener cambio, lo cual los haría suponer que existía algo que le otorgaba cierta permanencia a la realidad. En este sentido, la filosofía habrá de ser observadora del cambio y logrará enunciar principios alejados de lo mítico-mágico cuyo objetivo primero será descifrar lo permanente de las cosas. En ese sentido, yo les propongo, queridos escuchas, que observemos la naturaleza y constataremos que las hojas del árbol se secan que el pasto se torna amarillento, que el sol se mueve, etc., y, a pesar de ello, esa sucesión es regular, podemos reconocer que el pasto amarillento sigue siendo pasto, que el sol en movimiento sigue siendo el sol, que la hoja caída del árbol, sigue siendo reconocida como una hoja.

¿Cómo puede ser esto posible? Los primeros filósofos respondieron a dicha inquietud apelando a los elementos de la naturaleza: el agua, el aire, el fuego, el nous, el apeirón, etc. De ahí que Aristóteles enuncie con respecto a ellos lo siguiente:

La mayoría de los que filosofaron por primera vez, consideraron que los únicos principios de todas las coas son de especie material. Aquello a partir de lo cual existen todas las cosas, lo primero a partir de lo cual se generan y el término en que se corrompen.

Arsitóteles, Metafísica, 983b.

De ese modo, la filosofía ve su nacimiento en Jonia, en lo que hoy sería Grecia en su parte asiática. Es Mileto el lugar del cual proviene Tales, Anaxímenes Y Anaximandro. Son ellos los primeros tres en inquirir por la physis y ofrecer una respuesta que, a nuestros ojos, podría parecer poco racional. Sobre todo, porque cada uno eligió, según se vio llevado por su reflexión, un elemento como principio de todo lo existente. Tales de Mileto decidió que era el agua, Anaxímenes eligió el aire (aer) y Anaximandro lo indeterminado (el nous). La importancia de estas enunciaciones reside en que cada una de ellas es el intento por otorgarle orden racional al mundo.

La filosofía comenzó por la creencia de que detrás de este caos aparente existe una permanencia oculta y una unidad discernibles por la mente, no por los sentidos.

Guthrie, W. Los filósofos griegos, FCE, México, 2010, pp. 32

Aunado a ello, a la par de la reflexión sobre el principio de las cosas, los tres milesios pensaron cómo era ese principio, cuáles eran sus características. De ese modo, el agua, el aire o lo indeterminado, no se refieren a objetos reales, palpables, sino que en el fondo pretenden sobrepasar la línea de lo que es tangible, para situarse en el espacio del pensar, de la abstracción, de los conceptos. El elemento agua para Tales es infinito. es decir, que infunde a la realidad de vida desde el principio de los tiempos. Para Anaxímenes el aire es todavía anterior al agua, es por ello que lo identifica como elemento cósmico primigenio y lo define del siguiente modo:

El principio es aire infinito, apartir del cual se generan las cosas actuales, pasadas y futuras, y los dioses y las cosas divinas, y lo demás, de las cosas que proceden de aquél.

Fragmento (13 A 7)

Por su parte, Anaximandro considerará que el principio de todo lo existente no se relaciona con ninguno de los elementos, sino con lo indeterminado (el apeirón) o, en algunas otras traducciones se lo define como lo Infinito. Con la idea de lo infinito Anaximandro introducirá nuevos problemas y cuestiones para la filosofía de su tiempo y para la posteridad. Si el todo está constituido de lo indeterminado, entonces no hay una naturaleza común a las cosas, si no la hay, será posible conocerla, identificarla, etc.

Como bien puede notarse, la primera filosofía responde a una inquietud primordial. Es el primer paso en la construcción del pensamiento racional. Si tuviésemos que situar a la filosofía de Mileto en alguna de las ramas en que se organiza y enseña la filosofía hoy, quizás su lugar estaría en el ámbito de la metafísica. Por otro lado, me gustaría aclarar que la pregunta por la physis no ha quedado atrás en la historia, se renueva o reconstituye con el paso del tiempo. Serán siglos después los primeros padres cristianos quienes la retomen desde su perspectiva y contexto histórico-cultural. Platón y Aristóteles tratarán de responder a dicha cuestión en sus obras más célebres.

El paso de los siglos diversificará los tópicos de la filosofía y sus formas de concebirlos y resolverlos. Vamos poco a poco.

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Para dejar de creer lo que nos han contado y aprender a pensar. Adiós.


Bibliografía

La filosofía griega, Ed. Siglo XXI, España, 1972.

Cardona, J.D., El siglo de Atenas, Descubrir la Historia, 2016.

Guthrie, W., Los filósofos griegos, FCE, México, 2010.

Kirk, G.S., Ravem J., Schofield, M., Los filósofos presocráticos, Gredos, España.

Hesíodo, Obras y Fragmentos, Gredos, España, 1997.

Jaeger, W. Paideia, FCE, México, 1998.


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Publicado por Diogenes Laercio

Estudié Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Cursé parte de la licenciatura en Letras Clásicas. Me dedico a la creación de contenido en redes y invito a todos a filosofar. He creado el podcast Filosofía en voz de Diógenes, Librería Rizoma en Instagram y el Proyecto de Divulgación de filosofía con el fin que el conocimiento esté más cerca de todos.

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