La filosofía post COVID

Es un hecho casi innegable pensar que los efectos de la pandemia serán observables en todas los ámbitos de lo humano. Algunos ya se puedan palpar sobre los cuerpos, como sucede con el desolador panorama económico global, las brechas de desigualdad social y las crisis políticas; otras de sus consecuencias tendrán que ver con la ciencia, la técnica y las disciplinas cercanas al ámbito de la salud en general.

En lo que respecta a la cultura también podrá verse cómo este fenómeno sin precedente resonará en sus distintas ramas a través de un tiempo aún por venir. La literatura, las artes plásticas, el cine y, por supuesto, la filosofía, apenas pueden aprehender qué es lo que ha sucedido. Quizá podamos leer en unos años bellos relatos, poemas o ensayos, mirar atónitos una obra visual o una película que nos retrotraiga a la experiencia de la incertidumbre.

¿Existe la posibilidad de una filosofía post COVID? ¿Cuáles podrán ser los tópicos del pensamiento filosófico? Como en otras épocas, el filosofar se ocupó de los temas más urgentes de su tiempo. Los periodos de crisis son generalmente sinónimo de profunda reflexión. En ese sentido, es preciso observar con suma atención lo inmediato: el encierro como experiencia contraria a las formas habituales de relacionarse con otros; la incertidumbre y su carácter efectivo existencial; la dinámica de lo político al margen y más allá de la ley; las condiciones e implicaciones del saber científico; la administración de las vacunas y la biopolítica, etc.

De lo arriba citado, tal vez sea el espectro de lo ético lo que descubrirá que la idea de valor es prioritaria para los individuos. Primero como respuesta de carácter inmediato ante lo incierto, después para aprehender las formas en que se vive la existencia. El temor ante la muerte, aunque siempre consustancial a lo humano, deviene el cuerpo mismo con sus respectivas zonas primigenias: la nariz, la boca, los ojos (la respiración propia y ajena, el aliento y su aspecto viralizante, la mirada en tanto puerta de entrada alterna).

El cubre bocas y las caretas son, simultáneamente, la posibilidad de procurarse y procurar, pero también la indiferencia y la irresponsabilidad. Si consideramos que el ser humano es un individuo simbólico, entonces el carácter de ambos elementos podrá tornarse en otra cosa. ¿Cómo nos acercamos a los otros? ¿Cómo decimos quién somos tras el ocultamiento de lo que nos identifica? ¿Qué percibimos en la mirada? No lo sabemos aún.

La filosofía también se ha cimbrado con el movimiento brusco de la pandemia.



Descubre más desde Diógenes Laercio | Filosofía

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Publicado por Diogenes Laercio

Estudié Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Cursé parte de la licenciatura en Letras Clásicas. Me dedico a la creación de contenido en redes y invito a todos a filosofar. He creado el podcast Filosofía en voz de Diógenes, Librería Rizoma en Instagram y el Proyecto de Divulgación de filosofía con el fin que el conocimiento esté más cerca de todos.

Deja un comentario

Descubre más desde Diógenes Laercio | Filosofía

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo