Filosofía y salud mental

La filosofía terminó de pudrirme

Usuario de tik tok

Todos los caminos llevan a la filosofía, pero hay algunos que suelen ser peligrosos. Cuando uno se aproxima a ella suele hacerlo con la esperanza de encontrar posibles respuestas a cuestiones fundamentales de la vida humana: ¿Por qué estoy aquí? ¿Hacia dónde voy? ¿Cuál es el sentido de la existencia? Y muchas otras del estilo.

No obstante, habría que decir que, si bien es cierto que es probable que haya algunos indicios en los libros de filosofía para poder resolver preguntas tan complejas, también lo es el hecho de que es solo una parte de esta disciplina la que se empeñó en indagar al respecto.

En el último siglo el existencialismo fue la corriente filosófica que más se preocupó por esos temas. Autores como Camus, Sartre, Beauvoir, o algunos otros fuera de esa filosofía como Cioran, lograron captar la atención del público que gusta de iniciarse en el amor por el saber desde esa perspectiva. Hay que decir que toda pregunta filosófica responde a un contexto bien delimitado, el existencialismo y el nihilismo parecen ser las respuestas y la confrontación a una época de incertidumbre absoluta.

Aunado a ello, la incertidumbre no ha cesado, parece acrecentarse aún más en la época post pandemia y en los albores de una guerra casi global otra vez comenzada en Europa. En ese sentido, no es extraño que los individuos del mundo nos preguntemos hacia dónde va la humanidad sin poder evitar sentirnos afectados emocionalmente.

Toda pregunta de carácter universal sobre la existencia es pertinente, necesaria, mas para responder es preciso que el filósofo o filósofa incipiente esté listo, armado hasta los dientes de firmeza mental y fortaleza moral.

Sobre todo, porque el amor por el saber parece cultivarse con mayor facilidad en los terrenos fértiles del pensamiento. Si se llega a la filosofía con una necesidad de respuestas que se cifra en la obsesión, en el abandono de sí, en el autodesprecio, aquella puede ser peligrosa, suicida, enfermiza.

Por lo anterior, es necesario reconocer los límites del pensamiento filosófico cuando de salud mental se trata. Podemos no saber a dónde vamos, sentir misericordia o angustia por el mundo, tener miedo, etc., y fundar en eso nuestras lecturas, visión y postura. Sin embargo, la filosofía tiene límites, es de efecto retardado, puede ser perjudicial tomarla en momentos imprecisos. Es como acudir con un odontólogo en caso de un dolor de corazón.

Para filosofar es necesario antes estar saludable en toda la extensión posible de esa palabra. ¿Tú qué piensas?


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Publicado por Diogenes Laercio

Estudié Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Cursé parte de la licenciatura en Letras Clásicas. Me dedico a la creación de contenido en redes y invito a todos a filosofar. He creado el podcast Filosofía en voz de Diógenes, Librería Rizoma en Instagram y el Proyecto de Divulgación de filosofía con el fin que el conocimiento esté más cerca de todos.

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