¿Puedo ser una jirafa o una cebra? ¿Puedo convertirme en lo que yo quiera ser como lo dice el eslogan de Barbie? Lo que ha motivado este breve texto es la inquietud de reflexionar sobre el ser de lo que se denomina transespecie. ¿Puede un individuo de una especie ser parte de otra a expensas de su voluntad?
Desde el punto de la vista de la filosofía sabemos que este asunto no es poca cosa, exige que lo pensemos en el terreno de la ontologia. Aristóteles considera que los entes son un conjunto de forma y de materia. Por forma se entiende aquello que constituye las cualidades esenciales del aquel. Por materia su constitución corporal, las partes que lo conforman. En ese sentido, el ser humano es un compuesto hilemórfico y lo que él es se encuentra delimitado por su hilemorfismo.
En tal sentido, un ser humano no podría a expensas de su voluntad modificar el compuesto que lo constituye ontológicamente ni en el aspecto formal ni en el material. Aunado a ello , hay todavía una división fundamental que sitúa a los seres vivos en género y especie y cuya delimitación responde al modo en que se establecen semejanzas y diferencias formales y materiales: un ser humano no puede ser distinto de su género (ontológico, no sexual. Para evitar malentendidos) y especie.
Habría que decir, por otro lado, que en lo concerniente a lo humano hay un elemento que se juega en la definición de su ser y que no es formal ni material, sino de carácter psíquico o subjetivo. Quizás sea preciso apelar a la idea de que es en la subjetividad individual donde se confirma o no lo hilemórfico sin contravenirlo.
Puedo querer ser una lechuza, pero el carácter hilemórfico de mi ser, su propia definición imposibilita mi paso de ser humano a ser lechuza, caballo o pez. Aún cuando sea el carácter subjetivo aquel que sirve a la propia definición de mi ser, eso no implica serlo verdaderamente, es decir, en forma y materia.
No sucede así con los transexuales, porque la constitución ontológica no está puesta en entredicho, sino el modo en que la subjetividad individual se construye en razón de la experiencia subjetiva de sí mismo, que le es propia y que cabe en la definición del ser humano.
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