¿Somos libres? ¿Estamos determinados?
La filosofía estoica es una de las referencias obligadas de todo aquel que en nuestro tiempo ande en busca de la tranquilidad. El mundo actual parece poner en el centro de los intereses colectivos e individuales esa inquietud. No obstante, aunque existe una amplia difusión del estoicismo y lo pintan como una visión y práctica sencilla, hay algunos elementos que no son tan abordados.
Los estoicos construyeron un edificio filosófico completo, su visión va desde la metafísica hasta la ética sin dejar cabos sueltos, una cosa siempre sostiene a la otra. En ese sentido, es preciso entonces ahondar sobre su perspectiva metafísica y el determinismo que subyace a ella.
Para el estoico todo está predeterminado en el orden de las causas y sucesiones del cosmos. El ser humano es parte de ese ordenamiento existente desde el principio de todo y no puede nada en contra de él.
Esto quiere decir que si sucede A, ya estaba previsto que sucediera B, C y D, así en todas las cosas y hechos. Todo ello acontece con orden y la naturaleza, por ejemplo, es solo la representación del mismo. De ahí que se le denomine el ámbito de la necesidad. Lo que tiene esa característica es todo aquello que no puede ser ni acontecer de ningún modo distinto al ya preestablecido.
El logos es la fuerza que subyace a la dinámica de lo existente, es lo que motiva la predeterminación y la conserva. He aquí la razón por la cual para el estoico existe el destino y puede ser incluso fatal, agobiante, desesperanzador.
En función de ese supuesto, no parecería extraño que el estoicismo nos invite a recogernos en nuestra interioridad, frente a ese mundo contra el que apenas podemos incidir de forma minúscula e imperceptible. No somos libres.
Pero lo que está en nuestras manos se encuentra en lo profundo de nuestra subjetividad, en algunas de las emociones, en el modo en que nos conducimos frente al todo.
No pretendas que los sucesos sucedan como quieres, quiere los sucesos como sucede.
Epicteto
Escribe uno de los más célebres representantes de esa filosofía que, a pesar de ofrecer una visión fatalista, nos invita a vivir plenamente.
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