El 5 de noviembre de 2023, casi a la media noche, la noticia de que Enrique Dussel había fallecido me llegó de golpe. A primera vista podría parecer que la muerte de un filósofo es un acontecimiento ordinario como el de cualquier otra persona, sin embargo, me atrevo a decir que no es así.
En el contexto en el que nos encontramos el filósofo es un individuo simbólico, un deseo de resistencia, un afán por la verdad, una lucha ineludible por el pensamiento. Dussel era todo esto cuando lo conocí en sus clases de filosofía política en la Facultad y en las que estuve durante un año.
El salón abarrotado de mexicanos, peruanos, franceses e, incluso, de alemanes llegaban hasta ahí para entrar a sus clases. Sin saberlo de cierto, esa circunstancia me hacía pensar que estaba tomando clase con un gran filósofo. Con el pasar de las semanas sus palabras, su forma de exponer, su erudición, su invitación a hacernos pensar, su visión de conjunto, las fotos que le llegaban a pedir y los libros que firmaba, fueron desplazando a mi incredulidad.
En efecto, estaba tomando clases con uno de los que algún día serían (ya era) leyenda filosófica y no me lo creía. La filosofía de la liberación era el estandarte de una visión distinta, una toma de postura más cercana a nuestro continente, una crítica a las categorías de las formas habituales de pensar desde la tradición occidental.
Labor titánica la emprendida por Dussel desde su juventud, la filosofía no puede construirse de la noche a la mañana, han tenido que pasar años-libro en la vida del filósofo para llegar a sus conclusiones. Es por eso que, en ese sentido, los textos, los libros y los conceptos filosóficos logran trascender la frontera del tiempo y viven para siempre en las discusiones y debates de todos los que comparten ese afán incondicional por el saber.
La muerte de Dussel no cesará de hacernos ver que su cuerpo ya no está, pero también es el nacimiento de un autentico temperamento filosófico que no tengo la menor duda de que vivirá en la historia de la filosofía universal. Si algo he de conservar en mi memoria de sus enseñanzas es lo que alguna vez dijo y en lo que insistió:
“Si ustedes quieren hacer filosofía, no sean comentadores, den un paso más allá, creen sus propios conceptos.”
Descanse en paz.
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