Blog filosófico
En las últimas noches, justo antes de dormir, cuando ya todo se ha dispuesto para descansar, una especie de cosquilleo ha comenzado a recorrer mi cuerpo de forma intempestiva, casi violenta. Al cosquilleo le ha seguido una inquietud inexplicable que sin darme cuenta logro controlar; a aquella le siguen movimientos rotatorios sobre la cama y pensamientos sin nombre, lugar ni tiempo específico, pero abrumadores.
Cuando soy consciente de lo involuntario que es mi cuerpo durante esos minutos, entonces fijo mi pensamiento en alguna idea, alguna imagen, algún punto en la oscuridad o en el reflejo del alumbrado público sobre la ventana. Me muevo, pienso y siento sin saber qué ni por qué.
Esto no me había pasado antes, no había experimentado algo similar con tanta frecuencia, es ansiedad o algo próximo a ella. En los sitios en los que he encontrado información al respecto se dice que puede ser parte de otro padecimiento psicológico y que en muchos casos puede interferir en la vida cotidiana imposibilitándola.
Entonces me he preguntado: ¿De dónde proviene? ¿Se ha originado en el exterior o es algo interno a mí? ¿Qué es lo que la articula? ¿Qué pensamientos o qué ideas? ¿Es algo natural por el estrés del mundo en el que vivimos? ¿Todos han sentido algo similar?
La respuesta a todas esas cuestiones es mucho más compleja de lo que podría pensarse, no obstante, he logrado identificar que en mi caso, todo esto proviene del exterior. No tiene que ver con la forma en que me concibo a mí mismo, con algún temor ante lo desconocido, algo que sea meramente mío, sino con ideas que se gestan externas a mi, que he interiorizado y que ahora parecen querer tomar el control de mi pensamiento.
Los pensamientos que rondan mi cabeza en esos momentos no son míos, se han originado en el horizonte del mundo que habito, en parte son ideología que he asumido como propia sin ser plenamente consciente de ella. Se sabe que el mundo enmarcado en el capitalismo se sostiene en razón de un espectro de nociones, expectativas, valores y creencias que el individuo reproduce a menudo sin notarlo.
Desde mi punto de vista, yo estoy siendo consumido por ese espectro de algún modo. Es necesario parar, descubrir nuevos escenarios en los que prevalezca mi tranquilidad sobre la inquietud naciente.
Ahora recuerdo el libro de Byung Chul Han La sociedad del cansancio y entiendo más el concepto del exceso de positividad, es decir la dinámica mediante la cual interiorizamos de forma radical aquello que no es nuestro del todo. Siguiendo lo que se sostiene en ese texto, esta sensación mía puede tener su origen en el marco de una época de incertidumbre como la nuestra.
Solo el contexto puede determinar esa manera nueva que tengo de experimentar la noche, es justo el momento en el que todo lo externo viene a mí, se sobrepone, me intenta sobrepasar.
Descubre más desde Diógenes Laercio | Filosofía
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.