Elon Musk y el brazo al aire
La historia de la humanidad es muestra del modo en que la conciencia se ha desarrollado y ha ido dando lugar a distintas fases de comprensión de lo real, así como a diversos modos de expresión de la subjetividad humana.
Las formas en que el ser humano hace evidente su capacidad de trasladar su comprensión y visión del mundo hacia lo real requiere de ciertas herramientas que, o bien el humano crea, o son parte de su propio cuerpo.
Desde las primeras pinturas rupestres y los poemas más antiguos de las diversas culturas hasta el arte contemporáneo se puede observar cómo el ser humano es un sujeto simbólico. Es decir, que se manifiesta a través de lo figurativo, la imitación y el lenguaje.
Por otro lado, es bien sabido que cada manifestación está sujeta un contexto histórico o cultural que le otorga el sentido a la representación, al símbolo o al gesto y que debe ser interpretada al margen de ello.
Así, podemos tener una mejor noción del sentido con el que algo es representado y simbolizado, y podemos dimensionar su alcance a nivel cultural e histórico. Del mismo modo, se puede afirmar que no hay símbolo o gesto que pueda ubicarse en un terreno neutral dentro del cual no signifique nada.
Habría que agregar que lo humano se construye también en el orden de la historia y de las formas en que a través del tiempo desprecia, valora, resignifica u olvida aquello simbólico que no es suficiente para expresar su visión del mundo.
Existe entonces una relación intrínseca entre el símbolo, el gesto y la historia en dos sentidos, en cuanto que aquel se inserta en una temporalidad y se interpreta en ese mismo orden; y en cuanto que el símbolo o el gesto devienen en la historia y establecen un hilo conductor de su significado con el presente.
A este segundo sentido es al que corresponde el gesto que hizo el magnate Elon Musk en la toma de protesta de Donald Trump. Un movimiento del brazo que parece emanar del corazón para estirarse hacia el frente y hacia arriba con la palma desplegada y cuyas similitudes con Hitler no parecen dejar lugar a dudas.
El saludo de Musk es el saludo de Hitler. Musk no es Hitler, pero su gesto no puede entenderse en el orden de la neutralidad, el azar y la ocurrencia. El saludo nazi supone una visión simbólica de la historia humana cuyos estragos son bien conocidos y reproducirlo evoca esa perspectiva.
Por otro lado, lo que configura y completa el sentido del gesto no es la persona en sí, sino lo que rodea al gesto: la posición política, los valores que defiende, la forma en que se enuncia o se hace ver y en todo caso el contexto histórico cultural con el que se encuentra emparentado.
Por esa razón, no puede entenderse lo que hizo Musk como un brazo que levantó al aire para saludar a sus fans, como algunos han intentado sostener.
Finalmente, habría que decir que en el gesto, en el símbolo se enmarca la historia, a través de él se descifran también los rasgos ocultos de lo humano.

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