La chispa que encendió la llama: Horacio Potel.


Fue por el 2012 cuando navegando por internet, tras la búsqueda de textos de Heidegger y Derrida, encontré dos sitios dedicados específicamente a ambos filósofos. Por entonces, no sé si ahora, los libros de ambos autores no estaban tan a la mano, era difícil toparse con sus obras en las librerías y eran demasiado costosas.

Por lo que para quienes teníamos cierta inquietud por comenzar a leer al filósofo del ser o al de la deconstrucción, el sitio web resultaba atractivo y estimulante. Sin embargo, no era una página de la cual el lector pudiera descargar algún tipo de archivo en formato PDF para guardarlo y leerlo después. Tenía el formato de blog, uno tenía que leer directamente en la página.

Con frecuencia me preguntaba por qué quienes habían diseñado el portal no lo habían hecho de otro modo, lo cual no era un reclamo, sino una curiosidad auténtica. Había veces en que cuando uno intentaba continuar leyendo días después del primero, el sitio ya no aparecía, luego volvía a estar disponible. La intermitencia me parecía extraña, pero nunca sospechosa.

Un día, después de varios años, el sitio desapareció por completo. Recuerdo muy bien una entrevista transcrita que estaba disponible ahí realizada a Derrida sobre los sucesos del 11 de septiembre y la idea del acontecimiento. Nunca más la he vuelto a encontrar.

Pero ¿quién o quiénes estaban detrás de la desaparición del sitio web? Indagando en internet me enteré de que las responsables eran las editoriales dueñas de las traducciones de los textos y que quien insistía en ponerlos a la vista del público era un filósofo de nombre Horacio Potel.

Potel se había metido en un embrollo con la industria cultural:

Efectivamente, el 31 de diciembre del 2008, a Potel se le abrió una causa criminal por infracción a la ley de propiedad intelectual argentina, que lo puso en riesgo de una pena preventiva de libertad que oscilaba entre un mes y seis años. La causa fue interpuesta por la Cámara Argentina del Libro, a partir de una denuncia de la editorial que posee una parte de los derechos de Derrida (Les Édicions de Minuit), y con la intervención de la embajada francesa en Buenos Aires. Minuit, a todo esto, hasta ese entonces nunca había editado libros del filósofo en Argentina.

Paz Peña.

Enterarme de que había un filósofo en argentina librando una batalla legal con una editorial europea me pareció alentador. Incluso recuerdo haber escuchado a un maestro de la facultad de filosofía en la UNAM mencionar a Potel para invitarnos a manifestarle nuestro apoyo por internet.

Para mí fue una lástima que los sitios no estuvieran ya disponibles, pero me resultaba esperanzador el hecho de que un filósofo encarnara una lucha por la libertad de difundir el conocimiento filosófico. Por esos años yo no tenía ni la más mínima idea de cómo podría uno apoyarlo desde la distancia. Quizás publiqué algo en Facebook, ya no lo recuerdo bien.

Pirata filosófico

Lo cierto es que Potel sin saberlo se quedó en mi pensamiento como un aliciente para emprender este proyecto de filosofía. Me atrevo a decir que él fue parte de esa primera ola de fuerza para comenzar lo que hasta ahora he hecho. Sobre todo porque sus sitios representaban más que solo una página web: a mis ojos fueron la oportunidad de hacer de la filosofía un saber accesible en el ágora contemporáneo del internet.

Horacio Potel siempre será para mí la chispa que encendió la llama.



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Publicado por Diogenes Laercio

Estudié Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Cursé parte de la licenciatura en Letras Clásicas. Me dedico a la creación de contenido en redes y invito a todos a filosofar. He creado el podcast Filosofía en voz de Diógenes, Librería Rizoma en Instagram y el Proyecto de Divulgación de filosofía con el fin que el conocimiento esté más cerca de todos.

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