La concepción de ser humano en la que se ancla la historia moderna ha ido decayendo poco a poco. La noción de humanidad no solo se encuentra puesta en duda en los últimos tiempos, también parece ya no remitir a nada.
Desde el punto de vista de la historia de la filosofía se puede ubicar al humanismo como una respuesta a la prolongada época oscura en la cual la preocupación por el hombre en el universo era de segundo término. El Discurso sobre la dignidad de Pico -por ejemplo- es una afronta a la determinación religiosa y la visión apocalíptica de los últimos siglos del medioevo.
El afán de comprensión de los asuntos humanos referidos a él mismo eran parte de la inercia de un tiempo que apostaba por el bien de la humanidad en todos sus aspectos. Así, la reflexión sobre el Estado, la felicidad, el conocimiento y el progreso no constituía una elucubración azarosa, por el contrario, a través de ella se proyectaba un futuro prometedor en Europa.
Sin embargo, al pasar de los siglos se observó cómo el proyecto fracasaba poco a poco. El ideal de la dignidad humana con todos sus ornamentos no solo se degradó, sino que se vino abajo por completo. Considero que es Hegel el primero que lo nota, a pesar de su fe en la realización del espíritu moderno y por paradójico que parezca, él es el profeta del fracaso.

La Fenomenología del espíritu es parte un diagnóstico que raya la línea del tiempo preciso. Advierte constantemente sobre lo que le ha sucedido a la conciencia cada vez que se ha volcado sobre sí misma y ha dejado de tener contacto con lo real. Incluso, el humanismo se entiende como parte de un proceso de desarrollo y despliegue:
“El espíritu se recobra ahora a sí mismo y se eleva al postulado de encontrarse y saberse como conciencia de sí real tanto en el mundo suprasensible como en la naturaleza inmediata.”
Lecciones sobre la historia de la filosofía III
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Pero no solo es Hegel, también es Kierkegaard, Marx y Nietzsche. Cada uno describe parte del proceso de la anulación de la esperanza en la humanidad.
El filósofo danés lo describe muy bien en la interpretación que hace en torno a la noción de angustia y a la ausencia de la pasión. Marx vislumbra el porvenir desde sus primeros ensayos sobre el trabajo y la alienación. Nietzsche anuncia el nihilismo con firmeza y se atreve a afirmar en El Anticristo que se prolongará durante los próximos dos siglos.
En este contexto no solo el humanismo como proyección de la humanidad se desdibujó, sino que es preciso replantearse cuál es la condición humana y hacia dónde apunta.
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