Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770–1831) es uno de los pilares de la filosofía moderna, y al mismo tiempo, uno de los pensadores más temidos por su estilo complejo y abstracto. Pero detrás de esa densa maraña conceptual que caracteriza su obra, hay una vida fascinante, llena de detalles poco conocidos que lo humanizan y lo vuelven incluso entrañable. Aquí te cuento algunos datos curiosos e interesantes sobre Hegel que probablemente no sabías.
Durante sus años de formación, Hegel compartió habitación en el seminario protestante de Tübingen con dos figuras que también dejarían huella: el poeta Friedrich Hölderlin y el filósofo Friedrich Schelling. Los tres eran jóvenes entusiastas, soñaban con una renovación política e intelectual inspirada en la Revolución Francesa, y pasaban largas noches discutiendo ideas sobre libertad, razón y el destino del espíritu humano.
Aunque nunca conoció personalmente a Karl Marx, Hegel fue una influencia decisiva en su pensamiento. De hecho, Marx comenzó su trayectoria intelectual como miembro del grupo conocido como los “jóvenes hegelianos”, que reinterpretaban las ideas de su maestro desde una perspectiva crítica y radical. Su célebre teoría de la lucha de clases es, en muchos sentidos, una inversión materialista del proceso dialéctico hegeliano.

Un dato curioso es que Hegel murió exactamente el mismo día que Napoleón, pero diez años después: el 14 de noviembre de 1831. La coincidencia es más que anecdótica, ya que Hegel admiraba profundamente al emperador francés, a quien llegó a describir como “el espíritu del mundo a caballo” cuando lo vio pasar por las calles de Jena en 1806, en plena campaña militar.
Aunque su pensamiento es considerado extremadamente sistemático, su estilo como profesor dejaba mucho que desear en términos de claridad. Sus clases eran desordenadas, plagadas de silencios y frases inacabadas. Sus estudiantes tomaban apuntes casi de forma desesperada, intentando reconstruir el hilo de sus ideas, que muchas veces parecía perderse en medio de digresiones filosóficas.
A pesar de su fama de intelectual solemne, Hegel no era un asceta del pensamiento. Disfrutaba del vino del Rin, las tertulias y los juegos de cartas. Tenía una vida social activa, especialmente durante su estancia en Berlín, donde se convirtió en una figura reconocida no solo en los círculos académicos, sino también en los salones culturales de la época.
Su obra más emblemática, la Fenomenología del espíritu, fue escrita en circunstancias caóticas. Hegel la terminó en Jena en 1807, mientras las tropas napoleónicas ocupaban la ciudad. Según algunas fuentes, escribía mientras se escuchaban bombardeos en la cercanía, lo que añade dramatismo a un texto ya de por sí denso y ambicioso.
Finalmente, cabe aclarar una de las ideas más tergiversadas sobre Hegel: el supuesto “fin de la historia”. Aunque sí sostenía que la historia seguía un desarrollo racional hacia mayores grados de libertad y autoconciencia, no afirmó que esta tuviera un final definitivo. Esa interpretación fue más bien una simplificación moderna, popularizada por autores como Francis Fukuyama en el siglo XX, pero alejada de la profundidad del pensamiento hegeliano.
Como ves, Hegel no solo fue un pensador monumental, sino también un personaje lleno de matices. Conocer estos aspectos menos académicos de su vida puede ayudarte a acercarte a su filosofía desde otro ángulo, más humano y quizás hasta más inspirador.
Fuentes consultadas:
Terry Pinkard, Hegel: A Biography, Cambridge University Press, 2000. Walter Kaufmann, Hegel: A Reinterpretation, Anchor Books, 1966. Klaus Vieweg, Hegel: Der Philosoph der Freiheit, C.H. Beck, 2019. Leszek Kołakowski, Main Currents of Marxism, Oxford University Press, 1978. G.W.F. Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, 1837.
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