Filosofía en la Nueva España: Conquista y Aprendizaje


Cuando los conquistadores españoles llegaron al continente americano a finales del siglo XV, no solo trajeron armas, caballos y religión: también llevaron consigo un modo particular de concebir el mundo, fruto de la filosofía escolástica que dominaba la Península Ibérica en esos años. La Nueva España —nombre que recibió el virreinato establecido en el actual territorio mexicano— se convirtió en un espacio donde la filosofía medieval tardía se entremezcló con la experiencia colonial, el cristianismo y, de manera conflictiva, con las cosmovisiones indígenas.

La filosofía que llegó con los frailes misioneros no era la de los diálogos de Platón ni las meditaciones de Descartes (todavía lejanas en el tiempo), sino la escolástica heredera de Tomás de Aquino y la tradición aristotélica cristianizada. Su objetivo no era tanto especular libremente como enseñar, defender y sistematizar la doctrina católica.

La enseñanza se realizaba principalmente en conventos y colegios fundados por las órdenes religiosas. Los franciscanos, dominicos y agustinos establecieron los primeros centros de formación, en los que se enseñaba lógica, metafísica y teología siguiendo el método de la quaestio, es decir, la discusión de problemas a partir de autoridades como Aristóteles, Tomás de Aquino o Agustín de Hipona. Según el historiador Miguel León-Portilla en La filosofía náhuatl (1956), estos espacios no solo instruyeron a los jóvenes españoles y criollos, sino que también integraron a algunos hijos de la nobleza indígena, especialmente en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, fundado en 1536.


Fray Alonso De La Vera Cruz

Representantes y debates principales

Entre los primeros representantes de la filosofía en la Nueva España encontramos a Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, quien defendió la educación como instrumento de evangelización, aunque bajo un modelo paternalista. También destacó Fray Alonso de la Veracruz, agustino formado en Salamanca, considerado el primer filósofo sistemático en América. Fundó la cátedra de filosofía en la Real y Pontificia Universidad de México (1553) y escribió tratados como Physica speculatio y Recognitio summularum, donde abordó temas de lógica y metafísica siguiendo el aristotelismo escolástico.

Otro nombre esencial es Bartolomé de las Casas, aunque su influencia se proyectó más allá de la Nueva España, con sus defensas apasionadas de la dignidad de los pueblos originarios frente a los abusos coloniales. Su célebre disputa con Juan Ginés de Sepúlveda en Valladolid (1550-1551) tuvo eco en América, pues abría la pregunta filosófica y teológica sobre si los indígenas tenían alma racional y derechos naturales.

Ideas defendidas y límites del pensamiento

Las ideas centrales de esta filosofía giraban en torno a la escolástica tardía: la armonización de la fe y la razón, la defensa de la existencia de Dios como fundamento del orden cósmico, y la justificación de la estructura jerárquica de la sociedad colonial. Al mismo tiempo, la presencia de nuevas realidades —como la diversidad cultural, los sistemas políticos indígenas y la riqueza natural— llevó a replantear cuestiones filosóficas y jurídicas.

Fray Alonso de la Veracruz, por ejemplo, sostuvo que el poder político no provenía directamente de Dios sino del pueblo, siguiendo la línea del pensamiento de Francisco de Vitoria. Esto abría un espacio para discutir la legitimidad del dominio español sobre los pueblos americanos. En palabras de Vitoria en sus Relecciones (1539): “Los indios son verdaderos dueños tanto en lo público como en lo privado”. Esta afirmación, aunque revolucionaria, convivía con prácticas coloniales que la contradecían.

Cómo se enseñaba filosofía en la Nueva España

La enseñanza seguía el método escolástico: lectura de un texto de autoridad, comentario del maestro y discusión entre los estudiantes. Los manuales eran los mismos que se usaban en Europa, especialmente los Summulae logicales de Pedro Hispano y la Suma Teológica de Tomás de Aquino. Sin embargo, con el tiempo aparecieron textos producidos en América, como los de Alonso de la Veracruz, que introducían problemas propios del contexto colonial.

La filosofía en la Nueva España, por tanto, fue en sus inicios una prolongación de la escolástica europea, pero poco a poco se transformó en un laboratorio donde se entrelazaban el humanismo renacentista, la teología católica y las tensiones culturales del mundo indígena y mestizo.

Conclusión

Hablar de filosofía en la Nueva España del siglo XV es hablar de un saber en tránsito: nacido en los claustros medievales de Europa, pero obligado a enfrentarse a una realidad nueva, con pueblos, lenguas y cosmovisiones distintas. Fue un pensamiento que, aunque atado a la teología, dejó abiertas preguntas sobre la dignidad, la justicia y la libertad que resonarían en los siglos posteriores de la historia mexicana.

Como bien resume León-Portilla: “La filosofía que llegó a la Nueva España fue medieval en su origen, pero americana en su destino”.


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Publicado por Diogenes Laercio

Estudié Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Cursé parte de la licenciatura en Letras Clásicas. Me dedico a la creación de contenido en redes y invito a todos a filosofar. He creado el podcast Filosofía en voz de Diógenes, Librería Rizoma en Instagram y el Proyecto de Divulgación de filosofía con el fin que el conocimiento esté más cerca de todos.

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