I
¿A dónde las palabras que
se encarnan en mis labios
de apuro?
¿A dónde los vocablos
de un presunto diálogo
loco?
¿Qué brazos abrigan esta
boca rebelde sin ritmo
ni camino seguro?
¿Qué oídos replican
los fonos que se apagan
de a poco?
¿Cuántos soles escriben
el monólogo de un
grito ermitaño?
¿Cuántas cartas en blanco
sin letras o grafías escoltan
mi sombra?
¿Cuánta ausencia del
habla, de la lengua de
antaño?
¿Cuánta tristeza del
ser de mi voz
que todo lo nombra?
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