¿Cuál es ese pequeño lujo sin el que no podrías vivir?
Es bien sabido que quienes nos dedicamos a la filosofía somos bibliófilos. Desde siempre las letras, las humanidades y el amor a la sabiduría se han situado en el terreno del privilegio. Hubo incluso épocas, previas a la Ilustración y a la Revolución francesa, en las que los libros eran solo para la clase social dominante. La más alta sociedad en algunos casos presumía de sus ejemplares más icónicos y el acceso a las bibliotecas o el ser propietario de una, era sinónimo de poder y posicionamiento social.
Hoy el mundo de los libros es mucho más accesible que en otros tiempos, pero no deja de ser un lujo el poder tenerlos físicamente. Nuevos o de uso, el precio de un libro implica también horas de trabajo, consumo al margen de una industria cultural que aún preserva la idea de que solo algunos pueden acceder a cierto tipo de saberes.
Los libros son un lujo antiquísimo.

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Cierto un lujo excelente
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