En los últimos meses se ha difundido mucho la noticia de que el hijo del hombre más rico de Asia, Anan Ambani, estaba por contraer matrimonio con Radhika Merchant, hija también de un farmacéutico millonario. Los eventos previos a la boda se caracterizaron por su grado de excentricidad: viajes exclusivos, conciertos de celebridades mundiales, joyas, diamantes, vestidos, trajes bordados con hilo de oro, etc.
Quienes se han enterado de este evento por su excepcionalidad en torno al dinero gastado por los millonarios para organizarlo se han quedado atónitos: hoy ya es la boda más cara del siglo. No obstante, hay en ese evento mucho más que la narrativa del poder que otorga el dinero. Sabemos bien que dinero y poder se asocian siempre, pero nunca antes se había visto con tanta claridad.
Aunado a eso, nada se dice sobre el origen de la riqueza de los padres de Anan y de Radhika, el mito del capitalismo expone solo la superficie de la historia, lo inmediato, lo indubitable: que todo puede ser comprado, voluntades y deseos; y que los seres humanos tienen un costo siempre alcanzable. El evento así no fue otra cosa más que un gran espectáculo a los ojos del mundo: miren quienes somos, miren hasta dónde podemos llegar, miren de lo que es capaz el dinero.
Pero las fauces del capitalismo siempre están teñidas de sangre, tendríamos que preguntarnos cuántas vidas de hombres y mujeres ha costado el vestido de Radhika o el traje de Anan, cuántos son los seres humanos invertidos en el gran evento del siglo, a qué número de horas hombre asciende el valor de un concierto privado de Justin Bieber o de Rhianna para que, aún con tanto gasto, la riqueza no sea disminuida en lo más mínimo. Por el contrario, es un mar rojo inmenso, inabarcable con los ojos en el horizonte.
Hay en esa boda mensajes múltiples, el poder, el dinero, pero también la idea de lo inalcanzable. Todo lo que está a la vista en la fiesta es inalcanzable por los seres humanos comunes, suena a cuento de hadas.
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Entiendo que en este caso el dinero los constituye, ¿también los determina?.
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Desde mi punto de vista sí los determina.
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