El triángulo imposible: Nietzsche, Paul Rée y Lou Andreas-Salomé


La historia de la filosofía no solo está hecha de libros, sistemas y conceptos, sino también de pasiones, heridas y amores imposibles. Pocas narraciones encarnan mejor esta verdad que el triángulo formado entre Friedrich Nietzsche, Paul Rée y Lou Andreas-Salomé: una historia que mezcla filosofía, amistad y deseo, pero que terminó marcada por el desencuentro y la soledad.

Todo comienza en 1882, cuando Nietzsche conoce a Lou Andreas-Salomé en Roma. Ella tenía apenas 21 años, él rondaba los 38. Lou era brillante, independiente, con un intelecto que cautivaba a cualquiera. Había llegado a Europa Central desde San Petersburgo, decidida a vivir fuera de los moldes tradicionales impuestos a las mujeres. Su pasión por el pensamiento, el arte y la libertad la hacía magnética. Nietzsche, quien ya había publicado Aurora y La gaya ciencia, quedó fascinado de inmediato.

Junto a ellos apareció Paul Rée, filósofo y médico, discípulo de Schopenhauer y Darwin. Amigo íntimo de Nietzsche, compartía con él reflexiones sobre la moral y la vida. Pero pronto se vio atraído también por Lou. Así se formó una suerte de triángulo intelectual y afectivo, en el que Nietzsche veía a Lou como la encarnación de un ideal: la mujer capaz de desafiar a los filósofos, de acompañarlo en su búsqueda de una nueva moral.

Nietzsche llegó incluso a proponerle matrimonio en varias ocasiones. Lou lo rechazó, pero no porque lo despreciara, sino porque no estaba dispuesta a encadenarse a la institución del matrimonio. Ella soñaba con una vida comunitaria y libre, una especie de hermandad intelectual en la que los tres pudieran convivir dedicados al pensamiento. En una carta a Nietzsche escribió:

“Una unión libre, no para esclavizarse, sino para crecer juntos en espíritu.”

Sin embargo, la visión de Lou chocaba con la pasión y la necesidad afectiva de Nietzsche. El filósofo del superhombre no soportaba la idea de compartirla, ni de resignarse a un amor no correspondido. Su hermana Elisabeth, además, veía con desconfianza y celos la influencia de Lou, y terminó envenenando aún más la relación.

La famosa fotografía en la que Lou sostiene un látigo, mientras Nietzsche y Rée se presentan como caballos que ella guía, se convirtió en un símbolo de esta tensión. No era solo un juego: representaba de manera gráfica el poder que Lou ejercía sobre ambos filósofos, aunque ese poder no se tradujera en un vínculo amoroso convencional.



Nietzsche, devastado por los rechazos, escribió páginas que reflejan tanto su dolor como su resentimiento. En Así habló Zaratustra se encuentra uno de sus aforismos más célebres:

“¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!”

Una frase que suele malinterpretarse, pero que está profundamente ligada a la experiencia con Lou, mezcla de fascinación y herida.

Por su parte, Paul Rée mantuvo con Lou una relación más cercana, aunque no amorosa en el sentido romántico. Vivieron juntos durante un tiempo, en lo que Lou describía como un “matrimonio intelectual”. Rée, mucho más racional y menos apasionado que Nietzsche, parecía adaptarse mejor a la visión de Salomé.

Con el tiempo, los tres terminaron distanciados. Nietzsche nunca superó la ruptura emocional, que acentuó su aislamiento y sus crisis nerviosas. Rée, más discreto, se alejó poco a poco. Lou, en cambio, siguió su camino intelectual: estudió psicoanálisis junto a Freud, escribió ensayos brillantes y se convirtió en una de las mujeres más influyentes de la cultura europea de su tiempo.

Esta historia no es solo un drama amoroso: muestra cómo la filosofía también se encarna en vidas concretas, con sus pasiones y contradicciones. Nietzsche, Rée y Salomé fueron más que pensadores: fueron seres humanos que buscaron en la amistad, el amor y el pensamiento una forma de trascender la vida ordinaria.

Quizá lo más trágico es que Nietzsche, el filósofo que proclamaba la afirmación de la vida, no pudo afirmarla en el terreno del amor. Lou, en cambio, la encarnó hasta el final: libre, valiente y profundamente comprometida con el pensamiento.

En definitiva, el triángulo entre Nietzsche, Paul Rée y Lou Andreas-Salomé nos recuerda que detrás de cada idea hay un corazón que late, un deseo que hiere y una vida que busca sentido.



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Publicado por Diogenes Laercio

Estudié Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Cursé parte de la licenciatura en Letras Clásicas. Me dedico a la creación de contenido en redes y invito a todos a filosofar. He creado el podcast Filosofía en voz de Diógenes, Librería Rizoma en Instagram y el Proyecto de Divulgación de filosofía con el fin que el conocimiento esté más cerca de todos.

4 comentarios sobre “El triángulo imposible: Nietzsche, Paul Rée y Lou Andreas-Salomé

    1. Justo eso iba a mencionar que la poesía suprimió a la razón.
      Hay un libro de Lou Andreas-Salome, se llama La más amada de Maria Elena Sarmiento y una película que vendría siendo el resumen del libro. Yo me quedo con el libro, me gustó mucho.

      PD : Pensé que era el único migajero participando en este blog.

      Saludos filosóficos.

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